No es
muy habitual tener un año de capturas especialmente significativas.
Y menos cuando éstas alcanzan cuotas de cierta dificultad como las
que os presentamos en reportajes anteriores. Pero el reportaje
presente creo supera con creces lo que hasta ahora os hemos enseñado.
El año
anterior tuve la suerte de poder viajar a Cuba y conocer a varios
amigos en las instalaciones del Club Nautico Internacional Hemingway
de la Habana cuando fui a alquilar un barco para ir de pesca. Tras
varias visitas a la isla y el intercambio de experiencias pesqueras
impresionantes, me invitaron a pasar unos días de pesca a bordo del
yate del que es ya casi como un hermano para mi.
Embarqué
en María la Gorda, Norte del país el 1 de agosto, y estuvimos de
travesía hasta el día 10 que llegamos a la Habana. Cada zona del
país es propicia para un tipo distinto de pesca, y menudas pescas
amigos!!!!
Las
aventuras que esperimentamos fueron increíbles, pero en este
reportaje voy a centarme en describiros la que fue y es para mi el
plato fuerte. La pieza que consagra a todo pescador deportivo. La
pieza reina, la captura entre capturas. El rey de la pesca deportiva:
EL BLUE MARLIN!!!!!!!!!!!!!!
Era ya
el último día de regreso a la Habana y todavía no habíamos
atacado al marlín. Según mi amigo no estábamos en las aguas
adecuadas, y yo, que tras ver esos días el dominio que tiene de
aquellas aguas, no lo dudé un segundo, he de reconocer que estaba
ciertamente impaciente.
Era
mediodía cuando llegamos a la zona zero!! 7 cañas por la popa con
distintos tipos de pulpos, el excitador y sin escribanos (especie de
sardina) que se suelen colocar para favorecer aún más si cabe las
picadas. Nos seguía de cerca otro barco también de pesca a la caza
del marlin que había salido a nuestra par desde Cayo Levissa.
Con
todo listo y trabajando los señuelos estaba en el puente superior
cuando oigo gritar al capitán, “ahí está!!!!!!!!!!!!!” y os
juro que aquella vara gruesa como una escoba y aquel carrete de
dimensiones desproporcionadas comenzaron a llevar una paliza de esas
que te dejan el cuerpo para el arrastre. El carrete empezó a silbar
que no paraba, con deciros que nos dió tiempo a recoger las otras 6
varas y el excitador y seguía silvando.
Yo me
senté en la silla de combate y el capi me paso la vara. La atamos a
la silla, me preparo y en eso… en eso lo ví. La madre que lo
parió!!! Tras arrancar unos 700m de sedal pegó un salto en casa de
su p. m. que parecía un cero japonés!! El AVE salido de las
profundidades del mar, que potendia Dios mío!! Expectacular! Ahora
entiendo porqué es el rey.
Empieza
la batalla. Empiezo a recoger sin ceder ni un segundo la tensión
porque sino con sus cabezazos puede soltarse. Recoge, recoge,
recoge,… suda, suda, suda,….tira, tira, tira… la espalda arde,
las manos queman, y tira.. tira…otro salto, y otro… esto es como
tirar de un búfalo con una caña de las luras (calamares)!!!
-Echame
agua por la cabeza por Dios!!! (le digo
al armador, mi a amigo Carlos. Comprender que hablamos de 40ºC y
una humedad ambiente del 98%, para morirse vamos).
-El
hombre contra el animal, jodete y aguanta!!! Batalla justa!!
(Me responde Carlos).
Pufffffffff…
tras unos 45 minutos, ya casi lo tengo cerca del barco, y de
repente…zassssssssssssssssssss…. Otros 300 m. fuera, su ….!!!!
En
todo esto hay que reconocer que si el pescador debe tener un buen
aguante físico, la pericia del patrón es el 80% para colocar el
barco adecuadamente orientado, especialmente cuando hay algo de mar,
puesto que las arrancadas de estas lubinitas hacen hasta girar la
silla de combate de un lado para el otro como si fuese un ventilador.
Y como comprenderéis el rozamiento del sedal con esa tensión en
cualquier parte metálica provocaría el corte inmediato y la pérdida
del animal.
Tras
una lucha aproximada de 1h 15m. logro acercar el marlín a la popa
del barco. Y de repente… veo al patrón con una lanza de unos 3m en
la mano. Carlos sale a la plataforma y agarra el sedal de la caña
(líder) para acercar al bicho mientras Roly le mete un buen arponazo
a mano, vamos…como los arponeros antiguos. La punta del arpón de
unos 15 cm se queda clavada en el animal mientras Roly tira por la
cuerda y tramo final de acero sujetos a dicha punta del arpón. Los
dos empiezan a tirar para acercarlo a la plataforma, el animal
empieza a pegar unos coletazos impresionantes, yo mantengo la tensión
constante, y cuando se acerca…con dos pares: Carlos le echa la mano
al pico y empezamos a tirar todos por él.
La
madre que me parió!!! Vosotros sabeis como salta una caballa cuando
se suelta en la popa del barco… pues lo mismito con no se qué
barbaridad de kilos y una lanza de 70 cm en el pico. Tras apartarnos
y cuando se calma un poco, paño mojado encima de los ojos para que
se tranquilice y… matarile en la cabeza.
Al
fin!!!!!!!!!!!!!!!!! Ahora siii!!!! Ya puedo decir que pesqué un
marlín, el rey!!!! La sonrisa me llega de oreja a oreja.
Reventado
con una alegría en el cuerpo que no me cabía nos vamos los tres
para el puente de arriba del barco tras echar al mar las cañas de
nuevo. Llamamos por radio al barco que iba a nuestro lado, por eso de
joder un poco…jeeee… (como dicen allí…”dar chucho”).
Tranquilos y tomándonos nuestros típicos cubalibres cubanos
estábamos comentando la jugada cuando de repente, apenas unos
minutos después… Roly pega otro grito. Empieza la
función!!!!!!!!!!!!!!
Otra
vez la misma película. Le pido a Carlos que se ponga en la silla
pero el reusa.
-“Yo
ya tengo todo el año para sacarlos. Daaaaleee, que cuando no puedas
más ya me pondré yo!!!”
El
caso es que este ejemplar era otra cosa. Ni siquiera saltó, y por lo
tanto no se cansó. No sacó la cabeza ni un segundo. Su potencia era
muchísimo mayor y sus envestidas eran hacia las profundidades y
hacia los costados. Roly y Carlos, tras llevar yo más de media hora
peleándolo, apostaban su peso. Según ellos el animal no bajaba de
los 400Kg por la forma de trabajar. Yo…reventado. Las manos me
hicieron ampollas y me empezaron a sangrar.
-“Déjame
unos guantes!!!”
La
misma respuesta:
-“El
hombre contra el animal!!! Jódete!!! Y aguanta!!”
Tras
una hora y una capa de sudor que me hacía picar los ojos el armador
se compadeció un poco y me empezaron a “baldear” con la
manguera. Ahora si!!!! Energía renovada.
-“¿Puedes
o necesitas relevo???”
Antes
me muero que soltar aquella vara, y creerme que cada vez que tenía
que tirar por ella me dolían hasta los pulmones! Y así hasta 1h. 40
m. de lucha.
Llegado
al barco la operación para subirlo fue idéntica, con la diferencia
que este venía ya reventado y se subió más fácilmente. Aunque la
sorpresa fue mayúscula al ver su tamaño. Era igual que el
otro!!!!!!!!!! Pero cómo???? La respuesta al ponerlo en popa. No
estaba clavado por el anzuelo!!!!! Y por lo tanto no le dolía, de
ahí su fuerza. El anzuelo se enredó e hizo tope en la espada del
animal, dándonos la oportunidad de presenciar una batalla que creo
que nunca olvidaré.
Tras
las fotos de rigor y avisar por radio, nos espera todo un comité en
puerto para ver las capturas.
Menuda
experiencia y menuda pesca!!! Muuy recomendable para todos aquellos
que disfrutéis con una buena pelea marítima.
A
continuación os dejo una foto de cómo preparé el pico del marlim,
tras limpiarlo y barnizarlo en un trozo de madera que me talló mi
amigo Vicente. Otro trofeíto para la colección (Muy importante
limpiarlos bien x dentro para eliminar el posible olor):
En próximos reportajes os mostraremos
la captura de otros “mounstruos de mar” no menos expectaculares.
Esparamos os haya gustado éste.