DESPUÉS DEL 3… EL ÁS
El otro día llevé una gran alegría cuando abro el sms que me mandó Carlos y veo el robalo que cogió en Laxe al mediodía en la playa. (Lo podeis ver en el anterior reportaje de este blog). Yo, que lo conozco bien, sé que se lo merecía tanto por la afición indomable que tiene como por su habilidad con el vinilo.
No obstante, y tras un año muy pobre en piezas, y muy pocas salidas debido a la ausencia de robaliza en nuestros lugares de pesca habituales, este domingo mi compañero David y yo (Paco) decidimos salir a dar unas vareadas a ver si curábamos la resaca de la noche anterior. Eso si… al mediodía, sin forzar eh!!
Salimos con una encalmada del quince y con las aguas hipertransparentes. Varea, varea, varea, varea… y nada, nada, nada… en piedra, en arena, con fondo, en poca agua, con vinilo, con rapalas… y nada, nada, nada…
La verdad estábamos un poco quemados ya cuando David sugiere que probemos al curricán. Le metemos en una caña una x-rap y en la otra una rapala de fondo del año de la pera, media escarallada y con los triples enanos. Para colmo esta maravilla de rapala tenía la argolla de enganche tan oxidada que yo ya no quería ponerla pero David la comprobó con unos alicates e insistió en que aguantaba. Bueno… la montamos.
Empezamos con el curri y una de las cañas tenía poco sedal, por lo que decidimos cambiarla por otra. Total… para hacer curri vale cualquiera. Metimos una antigua 2 m del salmón con un carrete exage 10000. Lo mejor del asunto fué que el carrete montaba un trenzado del 0,50 que fondea el barco si hace falta, y le enganchamos la “maravillosa rapalita” sin quitarle, ni siquiera, la bolita verde que colocamos cuando pescamos a fondo para que el giratorio no se cuele por la primera anilla. Menuda chapuza carallo!!!!!!!!!
Bueno… empezamos el curri y… nada, nada, nada… Después de un rato decidimos marchar para otra zona pero de camino, y ante el mar plato que había, consideramos tras navegar una milla que no merecía la pena la excursión.
Volvimos al mismo sitio, a la vez que probamos a fondo con unos vinilos en una piedra que nos tiene dado buenas lubinas. Resultado… nada, nada, nada. De regreso al punto original reiniciamos el curri… David a los mandos de la lancha y yo atendiendo cañas.
Lanzo la x-rap y la “incalificable”. Al acercarnos a una zona de complicados bajos corrí a la proa para asegurarnos que no embestíamos con ninguna piedra. Estando yo en la proa oigo a David:
Peixe, peixe, peixe!!!! Corre, corre…!!!
Mientras yo apuro todo lo que puedo, David coge la caña y empieza a tolear.
Es un cacharro!! Toma, toma… sácala, sácala…
Pillo la caña (adivinar cúal… correcto!) apenas cuatro segundos después de él y… efectivamente, con unos 150 m de trenzado del 0,50 por popa, noto unos tirones descomunales.
Yo soy de esos pescadores que aseguramos que los cacharros más grandes no son tan peleones como las más pequeñas, pero en este caso amigos míos… la madre que la pario!!!! Peleó como una chasca de esas que parece que vienen espídicas. Eso sí… cada uno de los hachazos que pegó eran colosales. La trabajé mucho, pues me di cuenta que era un buen bicho, poco a poco, seguro flojo, cansándola.
Cuando logré recalar los 150 m., más lo que sacó ella en sus embestidas, vimos su silueta bajo el barco porque el agua estaba clarísima. No subía ni pa D… !!!! Prueba que no era una chasca enganchada por el costado. Tras cruzar la quilla del barco de un lado para el otro tres o cuatro veces, fui capaz de sacarla a superficie.
Mientras tanto, David manejaba el barco con gran pericia entre tanta roca y sacaba el troel para subirla a bordo. Una vez abordo… el evidente abrazo de alegría y la foto de rigor.
Pegamos varias pasadas más pero solo pillamos unas chascas que soltamos.
Tras el robalo de Carlos… no quedaba otra que intentar igualar la azaña en pleno Julio. Como a la brisca, siempre hay un as escondido en la manga: Mediodía, solazo, mar plato, trenzado del 0,50, bolita verde de rigor, rapala de fondo con tripes enanos, argolla oxidada, carrete 10000, caña de 2m y … TOMA CACHARRO!!!!!!!!!!!!!!
